Durante más de veinticinco años, estuve en un estado de crisis constante. Era un pastor exitoso con creciente influencia en el liderazgo, pero mi comunión y vida interior con Dios era casi inexistente. Poco faltó para que perdiera todo.
Hoy día, mi esposa Geri y yo nos dedicamos a equipar a líderes e iglesias para salir de un cristianismo superficial y dirigirse a una profundidad real en Cristo.
En Discipulado Emocionalmente Sano hemos creado trayectorias que le permitirán experimentar transformación de forma personal, en compañía de su equipo y, en último término, con la totalidad de su iglesia o ministerio.
¡Queremos iniciar muy pronto esta jornada con usted!